martes, 18 de noviembre de 2008

La niña y Gandhi

Cuando vengo a trabajar suelo coincidir con un padre que acompaña a sus 2 hijas al colegio.

La primera es una enana que tendrá entre 4-6 años, no sé distinguir muy bien la edad de los niños, la otra tendrá como unos 10.

La niña pequeña, va de la mano del padre, que, tiene que ir tirando enérgicamente de ella, y me recuerda con gran simpatía a Gandhi. No se queja ni dice nada, pero ella no quiere ir al cole, y hace uso de su particular resistencia no violenta.

Tooooooooooodas las mañanas lo hace, elpadre va encorbado sujetando la pequeña manita de la niña y empujándola hasta el dichoso edificio.

La niña mayor, por su parte un par de pasos atrás de la extraña pareja, con la cabeza gacha y escuchando música, maquillada y emperifollada para ser la más guay de la clase y desde luego sometida por fin al borregismo estudiantil. No quiero con esto, decir que estudiar esté mal, ni mucho menos, pero estoy segura de que la niña mayor, no tiene ni idea de quién fue Gandhi, ni qué es eso de la resistencia. Bastante tiene con su móvil y sus movidas... pero su hermana pequeña le está dando una lección sobre lo que significa tener personalidad y ella ni se da cuenta!


Como decía un escritor...Si los niños son tan listos, por qué los adultos son tan estúpidos?? debe ser producto de la educación.


Esa pequeña enana y me cae simpática, y qué quereis que os diga, me dará un poquito de pena si llega un día en el que camina como su hermana mayor.

2 comentarios:

Athal dijo...

Cada vez que veo a ese tipo de chavalines, es como si viera zombies por la calle, solo que estos tienen mejor aspecto y no buscan cerebro, lo cual no significa que no necesiten uno que sustituya su mente putrefacta. LLevan el sindrome de Diógenes en su interior, ya que sólo tienen sitio para la mierda que pupula en esta sociedad: física y química, acho jeniiiiiiii, el hiundaí de mi niño, el fantasmita de las camisetas, el calorreo.... uffff yo no puedo

RaQ dijo...

si es que hay mucha basura desperdigada por el mundo, sólo que encima alguna viene con patas propias