lunes, 31 de marzo de 2008

Desprenderse o no, he ahí la cuestión




Toda mi vida he ciudado mis alas. Esa parte indomable de mi, la que tanta rabia da a tanta gente, una parte que ni yo misma controlo, pero de la que he tratado conservar sin perder ni una sola pluma.

Conscientementehice pequeñas concesiones cuando lo creí necesario, pero para más tarde seguir con mi vuelo.

Mi fuerza devenía más bien de mi poder de reinvención, de ave Fénix, de resurgir de mis propias cenizas con más fuerza de la que tenía, pero por una vez... por una vez me pregunto si debería dejar las alas plegadas incluso arrancarlas de mi espalda y seguir viviendo así.
¿Se puede ser feliz de otro modo del que siempre he comprendido y amado? Una felicidad hecha de cosas terrenas y más mundanas


Sería feliz? Es posible? Puede el ave fénix seguir viviendo sin alas?
Ay, quizá mis alas cuesten un alto precio, quizá mi felicidad sea, después de todo conservarlas cueste lo que cueste.

viernes, 28 de marzo de 2008




If I´ve had to choose only one thing to be for the rest of mi life, just one...



I´ll choose be the air that makes your heart beat, the air that keeps you alive, the air that remains indeep of you.


There, I would rest, lay on you, in your chest for the rest of your life, because your life is my life.


Time is running out.. if only I could be air...

jueves, 27 de marzo de 2008

Un poco de sentido del humor


Aunque hoy hace un día gris y un viento huracanado que en nada recuerda a las costas caribeñas donde me encantaría estar tumbada ahora mismo, voy a tomarme la vida con un poco de sentido del humor.


Y a toda esa gente, del sexo masculino (por qué será) que me toca un poco la moral les voy a dar pasaporte, y billete de ida a un éxotico destino...si es que soy de un generoso, que asusto.

Al resto os dejo a mi vera por ser gente wena de la vida :)

martes, 25 de marzo de 2008

Lunes vestido de Domingo

Qué buena sensación la de tener un Lunes vestido de Domingo.

Un lunes donde haces las cosas sin presión y sin prisa mientras hombres encorbatados pegados a sus móviles corren por las calles.

Sentarme en el parque a leer y a saborear té, y dejar que el tiempo se escurra entre mis dedos, sin saber del todo si me posee él a mí o yo a él.

Dicen que el mundo siguió girando; todas esas horas, debió ser así, porque no informaron de lo contrario, ni la radio ni la prensa escrita, ni lo dijeron por la tele en prime time. Así que eso debió ser, pero si te interesa sentarte a escuchar mi respuesta, no sabría qué decir, y poco importa, puesto que quizá es que no yo seguía el movimiento rotativo ni translativo, estaba en otro plano de la realidad, en mi propio universo donde el tiempo se para o corre deprisa para volverme loca, para trastocarme, y divagando divagando, me di cuenta de que...

Al final poco importa: sólo quedo yo con las manos vacías, las orejas bien abiertas para todo el mundo, y los ojos cerrados para quedarme con muchas cosas para mi.

Siguen las noticias, y los hombres con corbata inundan la ciudad, pero ya es martes, vestido de martes, y todo es un poco más gris.

Pero aún tengo un as en la manga, y en algún rincón de mi boca he guardado esa sonrisa, ésa que me salva de un mal día, de una mala racha, ésa que es el plan b, la salida de emergencia, mi pequeña habitación del pánico.

Vienes conmigo a compartirla?

miércoles, 12 de marzo de 2008

Reflexión

Hay dos clases de personas

Las que cuando les pides que salten, te preguntan por qué? y las que te preguntan cómo de alto?

Brindo por estas últimas, todo mi cariño para ellas.


estrellita, estrellita... te falta mucho para venir?? recuerda que te sigo esperando

domingo, 9 de marzo de 2008

estrella fugaz

Estrella fugaz que brillas en la noche con esa fuerte intensidad, vuelve más tarde, ahora no puedo atenderte.


Esas fueron mis torpes palabras, las recuerdo, y recuerdo también por qué las pronuncié, pero eso no solivianta la pena.

Aún vivo esperando el retorno de la estrella, la vuelta a mi lado de la buena suerte y no alcanzo a comprender si el tren de las oportunidades pasa otra vez por la misma parada.

Sólo quiero seguir haciendo las cosas bien, y que ser bueno no está reñido con ser feliz.

Quizá si tomo aire y me quedo quieta el tiempo suficiente, la estrella vuelva a posarse en mí. Y si vuelves, esta vez no te vayas de mi lado, que la noche es muy oscura sin ti.

viernes, 7 de marzo de 2008

Nunca seré Narciso


Soy una improvisación de mi misma, soy un invento ante el espejo, un espectro, una sombra, un pensamiento, soy como el viento de verano esa brisa fresca que estremece al pasar pero que no queda quieta. Y me gustaría quedar, quedarme contigo, ir a donde tantas veces hemos ido juntos aunque tu áun no lo sepas. No soy definitiva, porque siempre tiendo al infinito, no soy una respuesta que no encaja en pregunta alguna. Soy una estrella extinta; soy una idea fugaz, una pluma sin tinta pero capaz de volar, la flor que llevas en el ojal aunque no lleves chaqueta. Soy la esperanza escondida tras una esquina de que todo vaya a mejor. Tengo el nombre que quieras darme y me mido en la distancia que hay entre tu corazón y el mío, entre lo que siento y lo que digo, lo que digo y el resto del mundo entiende. Soy, lo que sueño y no tengo, lo que anhelo pero no obtengo, lo que espero y no llega. Soy lo que doy, y sin embargo no pido.
Soy tu fan, pero no soy tu reflejo, soy la alegría de un viernes por la tarde, que se eclipsa por la llegada del lunes por la mañana, soy lo que necesites que sea…mientras me dejes seguir siendo yo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

el sufrimiento y la princesa

Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura. Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riquezas que amor y perseverancia. Cuando llegó el momento de hablar, dijo: “Princesa, te he amado con toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor... Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas... Esa es mi dote...” La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar: “Tendrás tu oportunidad: si pasas la prueba, me desposarás”. Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañar, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos. Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la infanta, el joven se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar. Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa: “¿Qué fue lo que te ocurrió?... Estabas a un paso de la meta... ¿Por qué perdiste esa oportunidad?... ¿Por qué te retiraste?...” Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, contestó en voz baja: “No me ahorró ni un día de sufrimiento... Ni siquiera una hora... No merecía mi amor...”